Hay algo en mi cabeza. Pero aún no me aclara del todo si está allí para hacerme saber, con su voz malévola, que va a destruirme o, en consecuencia, sólo soy yo misma queriendo decirme lo que en realidad pienso y deseo.
Sólo repite una y otra vez: No eres nadie. Nada de ti importa. Eres un error para todos. No deberías seguir aquí.
No tengo valor. Nada de mí lo tiene. Mis palabras, mis deseos, mis emociones, mis sentimientos... Nada de ello tiene valor alguno para nadie. Y no tengo las fuerzas suficientes para hacerme valer, porque, incluso yo, también creo que no tengo valor.
Siempre creí saber quién realmente era, sin importar los dicho del resto; pero, ahora que mi mente es un caos y mi corazón está deshecho, no hay un verdadero yo porque me perdí... Y tengo miedo de no volver a encontrarme.