Saben, a veces veo la contaminación y al humano como una hoja de papel y una pluma. La hoja, es nuestro mundo, el hilo infinito del tiempo que existe desde un tiempo indefinido; la pluma son las historias, las guerras, las manchas incontables que hemos provocado todos, hasta el mismo universo. Al fin, el tiempo avanza y cuando la hoja esta muy manchada o llena, empieza el verdadero problema, cuando vez que no queda suficiente espacio en blanco para más historias. Entonces intentas cambiar de hoja, y tapar el paso del tiempo con esta, pero aunque es otra hoja totalmente blanca, el pasado sigue allí. Marcando nuestro paso. Y seguimos, una hoja encima de otra, luego otra y otra... hasta que nos damos cuenta que ya se han acabado he intentamos borrar y hacer espacio para más palabras, utilizamos corrector para encubrir nuestro daño (usamos escusas para escapar de la culpa) sin embargo queda una cicatriz, una imperfección en la hoja. ¿Pero acaso no queda igual? No, antes también estaba imperfecta. Más ahora puede seguir, mejorar, sin olvidar sus raíces, tomando conciencia de su pasado. Entonces el escritor deja la pluma, un día cualquiera. El mundo no se muere, solo se sumerge en una pausa infinita sin retorno. Porque el escritor se rinde, ya no quiere seguir intentando darle oportunidad al tiempo. O al revés. El tiempo se acabo para el escritor.
El fin del escritor.
El fin de la Tierra.
El fin del universo.
¿O acaso es solo el comienzo del fin?
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