Nadie me gusta, no siento un placer sexual mas si no es superficial, mi madre se queja de que me visto sugerente cuando solo tengo un vestido que cubre hasta mis pantorrillas y lo único que se me moldea son mi cintura y mis pechos: tengo quince años, parezco de veinte, según mi madre debería conseguir novio ya.
Soy tan virgen que ni siquiera noto los coqueteos que un hombre de veinte años me hace con descaro. Quizás nadie haya tocado mi cuerpo, ni durmiendo, ni despierta, ni muerta; pero estoy segura que tus amigos me ven como un premio, madre, un premio que jamás he sido ni seré.
¿Desde cuándo tengo que cubrir mis labios rosados y gruesos? ¿A tu compañero le duele que los tenga, o será que solo piensa con algo de menor tamaño que un maní? Y precisamente, por eso mis ojos te ven con aburrimiento, mi boca se abre para expresar el amargo sabor de la lengua.
Y precisamente por eso, amo llamarme Jared, y parecer una María.