Estoy bien.
Estaré bien.
De alguna forma las cosas transcurrirán, y las piezas volverán a encajar en su sitio.
Estoy aún viviendo, antes pensando que era sin un propósito.
Aún así, vienen recuerdos de aquella conversación a mi cabeza.
¿Qué edad sería la mejor para morir? En mi caso cualquier respuesta era válida mientras fuera a corto o mediano plazo.
¿Cuál sería la menor manera? Nuestro debate fue corto, considerando los pros y contras de cada uno. Preferí responder cayendo de un sitio alto.
Y cambiamos el tema de conversación drásticamente para ir por una sopa instantánea.
Y ahora ya no está.
Como muchas más personas que me otorgaron el privilegio de coincidir en el mismo lugar y momento, y que tampoco siguen presentes.
A pesar de todo, aún continúo viviendo, porque de mí depende escribir, recordar y relatar aquello que vivieron y me enseñaron.
Tal vez no tenga el panorama completo, sin embargo, de esta forma permito que su memoria siga presente.
Y tal vez, en algún punto cercano, nuestros caminos vuelvan a cruzarse.