Bien, comienza un nuevo mes. Sin embargo, sigo detenido, varado a la vera del camino sin escribir ni una sola línea. ¿La razón? Finalmente, y después de creer que jamás me sucedería, me aquejó el famoso síndrome del tunel carpiano. Mi diestra sufre a horrores, y creo que dejaré de escribir por un tiempo mientras ruego a la madre natura que me relaje las estructuras de mi mano. De todas formas, y siempre que el dolor me lo permita, intentaré actualizar mi segunda leyenda del yermo. Al menos eso. No se pierdan. Mejoraré, lo sé.