HAPPY FUC**NG BIRTHDAY TO ME
—Venga, cariño, hazlo de una vez —soltó entre carcajadas el payaso espeluznante.
—Calla, narizudo, no ves que está cabizbaja otra vez —espetó el espectro del armario.
—Ustedes de verdad no la entienden —Interrumpió la Ansiedad desde la oscuridad bajo la cama.
—¿De veras es hoy? —susurró la Inseguridad— ¿Están seguros?
—Claro que es hoy, ¿acaso eres imbécil? —se irritó el Mal Genio, mientras le acariciaba el cabello.
—Creo que ustedes llevan demasiado tiempo aquí. Un poco de espacio, por favor. —Irrumpió un desconocido, agarrando a la Soledad por el cuello recién planchado de su camisa de ocasión.
—¿Y este qué se cree para llegar así? —rugió el Mal Genio.
El espectro se ocultó, el payaso quedó petrificado, la Ansiedad se disipó en el aire, la Inseguridad temblaba como gelatina y la Soledad permanecía inconsciente.
—Menudos mequetrefes. Ya me encargo yo.
El Mal Genio se enfrentó al visitante inesperado, pero este lo ignoró, cual estatua sin gracia.
—Mírame, linda. —El desconocido sostuvo a la pequeña por la barbilla—. Lo haremos juntos a la de tres. Uno, dos, tres...
La niña sopló la vela, elevó la mirada y el Amor le devolvió una sonrisa.