Sedona: 1 capítulo:
El día que la joven apareció, era un día como otro cualquiera.
En Sedona, parecía que el tiempo se deslizaba lánguido entre las horas, los relojes, apenas avanzaban sus minuteros, haciendo que la ociosa monotonía del día a día, se extendiera imperenne entre los habitantes de este espiritual pueblo de Arizona. Sedona era un lugar peculiar, de gente serena y seria, que vivían más en la edad media que en el siglo XXI; y no era por un insólito atraso tecnológico, los habitantes de allí, tenían electricidad, agua corriente e incluso “wifi”, era más bien el carácter indómito y de mentalidad atrasada, que compartían aquellas buenas gentes de Sedona, lo que los hacía vivir unos siglos más atrasados que el actual.
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Tal y como nos relató el chico, de tan solo doce años de edad, fue un fantasma lo que divisó en la lejanía, apenas un pequeño bulto acercándose pesadamente por la gran calle del comercio. No tardaron los demás comerciantes en percatarse de la presencia de aquella joven de rostro blanco, casi transparente, el rostro de un cadáver; salvo, que en realidad, no era un cadáver.
Hasta Vernon el mecánico se sobresaltó al ver a la muchacha. Vernon declaró haberse acercado a la joven, quién a pesar de su deplorable aspecto andaba renqueante hacía el final de la vía. Nadie sabía hacía donde se dirigía, pues pasada la gran calle del comercio no había nada: nada, salvo la extensión irregular de aquella maltrecha carretera, coronada por grandes socavones, que impedían la correcta circulación de los pocos vehículos que pasaban por ella, esa carretera era la única que transitaba por aquel pueblo de Arizona y por aquella carretera, el cadáver viviente de una joven, andaba a trompicones sin destino aparente.
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