aleishahikaru

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          	| @FarociousPink |

fangirlobsessxd

Mordio su labio inferior confundida, observando con pena las personas caminar y chocando torpemente con ellas. ¿Porque ni siquiera pedian permiso? Los adultos de aquella epoca no tenian remedio y, preferia ser una niñita sin causa que tener que lidiar con verles caminar hasta sus trabajos. ¡Todos tenian el mismo aburrido rostro y se dirigian a el mismo lugar!
          
          Se detuvo unos segundillos al percatarse de la presencia de una chica parecida a ella, sentada en un arbol, jugueteando con las mariposas de colores que volaban a su alrededor. Sintio envidia, ¿acaso las criaturas se encariñaron mas con la nueva que con la peliazul? Imperdonable.
          
          —¡Oye, chica! —exclamo, cruzandose de brazos y sonriendo con un rubor en sus mejillas, actuando amigable—. ¿Puedo sentarme contigo?

fangirlobsessxd

Escalo el arbol y le sonrio a la joven, cerrando sus ojos. ¡Ambas tenian el mismo actuar, incluso la catalogaba de dulce, como lo era ella! Aprovecho a acomodarse a el lado de la misma, observando atenta las mariposillas desaparecer de la vista de sus azules orbes, suspirando y haciendo a un lado su cabello, susurrando lo traidoras que eran.
            
            Si estuviera en otro caso o conversando con un mayor de edad se hubiese puesto insoportable, reaccionando de manera violenta, pero por alguna manera, se sentia identificada con la pelinegra, puesto que la tomaban por infantil ante su comportamiento, a pesar de defenderse diciendo que era una manera diferente de ver el mundo.
            
            —¿A ti tambien te dejaron en este lugar? —pregunto, dedicandose a prestarle atencion a la chiquilla, sorprendiendose al haber actuado de una forma descortes, acomodando los tirantes de su blusa en los hombros—. Oh, por supuesto; ¿como te llamas? Me encanta tu cabello y tus ojos son muy lindos.
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aleishahikaru

Mira a los costados, dejando a las mariposas en paz, y se topa con la chica de linda voz. Si, tenía una linda voz, ¡ella la había escuchado hace unos segundos!
            
            —Sí, puedes sentarte —le deja un espacio, procurando que su falda no perdiera el espacio que tenía sobre sus piernas—. ¡Cuidado con las mariposas! Son un poco gruñonas; hace media hora que no dejan de golpear mis mejillas con sus coloridas alas.
            
            Una sonrisa aparece en sus labios, dándole a conocer su más agradable bienvenida. Habitualmente, las personas no se acercaban con tanta naturalidad. O tenías que hablarles por tu cuenta o sólo ignoraban el hecho de que existías. Podía descubrirse con tan sólo observar sus gestos y manera de evitar a los demás, sin saber que realmente sus actitudes aguafiestas, causaban pequeños y casi inexistentes nudos en la garganta de la pequeña Hikari. 
            
            
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