Ah, la literatura... esa amante celosa que me ha lanzado de cabeza al delirio más veces de las que puedo contar, sin preguntarse siquiera si me dejaba un poco de cordura para el camino. En este caos encantador, realidad y ficción no solo se encuentran, sino que se tiran platos, se reconcilian y se acuestan juntas, dejándome a mí a medio camino entre lo sublime y lo absurdo, sin saber si aplaudir o llorar. Así que si algún espíritu osado quiere escribirme, pues adelante; aquí me tienen, listo para fingir que soy el amigo sabio y comprensivo. O al menos para escuchar con el mismo entusiasmo que le pones a una conversación con la pared.