En la noche oscura del último día,
donde las risas y músicas son melodía,
cierro un ciclo, un año que se va,
con lágrimas rojas que mi piel tocará.
Las cargas del pasado pesan en mi ser,
recuerdos dolorosos que no puedo esconder,
pero en la oscuridad encuentro consuelo,
prometiendo no volver a caer en el duelo.
Las sonrisas a mi alrededor brillan,
pero mi corazón en silencio camina,
fingiendo una alegría que no es real,
despido el año con un gesto fatal.
A las 10:00, en medio de reproches,
mi alma naufraga en noches sin noches,
las gotas que caen no son de mis ojos,
sino de heridas que llevan mis enojos.
Faltan dos horas para el nuevo año,
y mi compás se mantiene en el daño,
prometo no volver a ser lo que fui,
pero en este último día, me perdí.