intenté gritar y mis labios y mi lengua se movieron convulsivamente, pero ninguna voz me salía de los cavernosos pulmones, que oprimidos como por el peso de una montaña, jadeaban y palpitaban con el corazón en cada inspiración laboriosa y difícil. El movimiento de las mandíbulas en el esfuerzo por gritar, me mostró que estaban atadas, como se hacen con los muertos. sentí también que yacía sobre una materia dura, y algo parecido me apretada los costados. Hasta entonces no me había atrevido a mover ningún miembro, pero al fin levanté con violencia mis brazos, que estaban estirados, con las muñecas cruzadas. Chocaron con una materia sólida, que se extendía sobre mi cuerpo a no mas de seis pulgadas de mi cara..." Ya no dudaba de que reposaba al fin, dentro de un ataud"
Edgar Allan Poe.