poetarios
"✹! ૮( ๑'ꇴ'๑)ა ࣪˖ ## La impaciente luz que entraba por la ventana de su habitación, la cual se veía traslúcida gracias a la intervención de las persianas, traía el mensaje de que desde hace varios días, él aburrimiento se había apoderado de él. Sin tareas, sin videojuegos y ninguna acción física que pudiera realizar, decidió ir a visitar a su vecino, su amigo Fulanito. Entró por su ventana como acostumbraba a hacer (Puesto a qué siempre le gustaba infiltrarse en la casa de su aledaño). Observó a todos lados, pero en la habitación no había rastros de su amigo, y mucho menos de su familia. Abrió entonces la puerta, temiendo en parte lo peor, lo cual era una viva imagen de su manera de pensar tan precavida, y a veces sumamente negativa. La investigación se prolongó. Pudo haber durado menos si simplemente lo hubiera llamado, pero por sumo respeto no lo hizo (Pues pensó que, a esa hora, las 2 de la tarde, la familia de Fulanito estaría dormida). Ya se sentía un tanto preocupado, pues pensaba que, quizás, algo malo le había ocurrido dada la personalidad tan activa de su par.
anochecidos
@selenofilico !! Suspiró con pesadez, tan solo esperando para la próxima acción que él mismo sugirió. ଘ(˵╹-╹)━☆*:・゚✧ Claro, no es mala idea al final. ᯇ Le respondió convencido. Estando posicionado "en 4", giró levemente su cabeza con tal de husmear lo que su contrario estaba haciendo. Una risa discreta había salido por su parte, en verdad no podía negar que Lucas se veía sexy de ese modo; el que resalte su dominancia y atrevimiento en esta fogosa situación. Aquellos obscenos toques que le brindaba a su piel y el lenguaje sucio que usa, encendían una perversa parte de Fulanito. De alguna forma, alimentaría todas sus fantasías. Su espalda se arqueó al haber recibido su primer latigazo, podía sentir el cómo su piel ardía por ello, era una sensación nueva y extraña, pero igualmente era agradable. Mordió su labio, emitiendo un quejido placentero. ଘ(˵╹-╹)━☆*:・゚✧ Dios . . me encanta, es tan caliente que hagas esto, no puedo esperar para que sigas. Hácelo, por favor. ᯇ Cerró los ojos mientras captaba la atractiva voz ajena, con un hormigueo presente en su cuerpo. ᯇ Quiero que me marques como tu propiedad. Alzó un poco sus nalgas, como un intento travieso de provocar más a su dominante.
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@ anochecidos ( + ) El imponente elemento pronto comenzó a recorrer otros caminos, y cada vez más fuerte y rápidamente. El primer latigazo se lanzó al cabo de unos minutos. Dando un vertiginoso ademán, el hilo del látigo se ciñó sobre la piel de Fufu, dejándola completamente marcada. La marca de la dominación y de la sumisión. $♥︎˚. º ▭▬ ¿Te gusta que te esté dejando todo tu culito rojo, eh? ¿Verdad, hermoso? - Lucas se acercó al sumiso chico y le susurró al oído - entonces voy a seguir - Terminó diciendo, con una sonrisa picarona
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@ anochecidos Lucas pudo observar, desde el complicado ángulo en el que estaba, y con el cuerpo de su compañero obstaculizando gran mayoría de su visión, como las sábanas eran cubiertas con un líquido blanquecino que caía a chorros. Su amigo había eyaculado, cosa que no le sorprendía, pero sí que lo hizo las palabras que pronunció tras eso. Vagamente, inmerso completamente en el frenesí que conllevaba el placer del que estaba siendo participe, comprendió que Fufu quería que pruebe utilizando un látigo que había venido en esa misteriosa caja que momentos antes habían abierto. $♥︎˚. º ▭▬ Oh. ¿Así que querés que use esto? -Habló Lucas, tomando entre sus manos el látigo y señalándolo, mientras procedía a practicar con él, como si se tratara de un vaquero - Bien, hagámoslo entonces. Tras decir estas últimas palabras, Lucas practicó un poco con el látigo, desquitandose con el aire, para finalmente centrarse en lo que tenía que hacer: latiguear a su amigo. Sus nalgas parecían el objetivo idóneo. Su gran trasero parecía pedir a gritos por ese látigo, y esas súplicas eran algo que Lucas pronto iba a saciar. Con su mano izquierda, aquella con la que estaba sosteniendo el látigo, comenzó a frotar la parte baja del chico, viendo cómo sus nalgas temblaban frente a las lentas y delicadas tocadas con el objeto, y volvían a su estado original rápidamente. Suavemente, continuó acariciando las carnes suaves, mientras que su semejante lanzaba un ahogado clamor de sorpresa. Se lo veía venir, claro está, pues él mismo, lo quiera o no, había instigado a que las cosas terminen así, pero lo que sí le había resultado imprevisto era el hecho de que se pusiera a tocarlo de esa manera.
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