ariadnetommo

Tantas cosas en mente y no termino una 

ariadnetommo

Tantas veces he querido correr,
          nunca lista para realmente correr,
          creyendo que decidir era correr,
          caen errores, se redefine al correr.
          Correr es fuego que forja al ser,
          luz originaria, antes de volverse 
          el centro que guarda al preguntar
          ¿Por qué? Y nació la conciencia. 
          
          ¿Merezco amar? ¿Merezco temer? 
          ¿Por qué temo si lleno de amor? 
          Si dices que soy el amor, ¿por qué
          no lo siento? ¿Por qué correr?
          
          Si te tropiezas dolerá la inercia
          más que una simple caída al duelo. 
          
          Corre porque te hará crecer, ser 
          lo que nunca creíste poder hacer,
          pero no corras si no sabes caminar.
          
          Ten prudencia y sé paciente, corre
          sólo si has ejercitado lo necesario 
          para sentir la presión de tu pecho
          agitarse, sabrás que hacer al caer,
          el dolor no te será insuperable, 
          pues habrás forjado tu espíritu 
          en fuego, esa fortaleza te dará 
          ese vínculo necesario para amar 
          con fuerza supernatural. El amar 
          que se forja como el correr es 
          la luz originaria, antes de haber,
          en el silencio, tal fuerza que dio
          vida y rompe fronteras se forja 
          segundo tras segundo que tu amor 
          alcanza su límite y se expande.  
          
          ¿Tienes miedo al amor? Ese miedo 
          a uno mismo es necesario hasta 
          que decidas que saldrás a correr,
          expande la capacidad de tolerar,
          no sólo al dolor, sino a tu errar
          hasta el punto que ya dolor no es,
          sino un calor que te llena de luz
          pues ese amor que llevas es divina
          sabiduría cuando providencia lleva.