Ellas me extendieron la mano cuando no era nadie, y no tenía nada que decir al respecto.
Pero ellos me dieron un lugar al cual pertenecer. Siendo yo mismo.
Un grupo de individuos llamados michis, fueron los que me acogieron. Su líder me dio un lugar a mi y al dios del vino en su grupo de un solo Michi macho, rodeado de michis hembras.
Todas son realmente encantadoras y tienen una personalidad que me resulta interesante.
Ahora somos 7 y nos llamamos: Seven Deadly Seven.