More. ♡

you were a wonderful experience. (la resistencia épica)
            you were everything. (luca)

you were a wonderful experience. (norma)
            you were everything. (martínez)

you were a wonderful experience. (james)
            you were everything. (peter)

ryu: evermore. ryu es una mujer misteriosa y elegante, con un pasado traumático. al igual que las letras de este álbum, que también tienen una sensación de misterio y oscuridad. su personalidad es como una neblina que envuelve su pasado y sus motivaciones, dejando a los demás personajes y a los lectores con una sensación de intriga constante. al igual que las canciones de "evermore" que exploran temas de nostalgia y relaciones pasadas, ryu tiene conexiones profundas con su historia y con personas de su pasado que la persiguen. es una mujer de pocas palabras, elegante en su comportamiento, pero con un aura de misterio que la rodea. al igual que las canciones del álbum que exploran la introspección y la reflexión, ryu guarda sus pensamientos y emociones detrás de una fachada impenetrable, recuerda todas las heridas que lleva de su país natal y el trauma interno permanece en ella, por lo que lucha por saber si seguir adelante o rendirse. muchas veces siente que traicionó a su gente en china por haber huído de allí. ella es una experta en mantener sus secretos a salvo y no revela fácilmente su verdadero yo. aunque ryu pueda ser una persona reservada y enigmática debido a las circunstancias en las que se encuentra, su amor por jesse es una fuente de luz en su vida. encuentra en jesse la tranquilidad y la autenticidad que anhela, un refugio en medio de la tormenta que es su vida. a medida que su relación se desarrolla, ryu descubre la belleza de compartir su verdadero yo con alguien y cómo el amor puede florecer incluso en los lugares más inesperados, y siente que debe preservar eso ante todo. pero eso se complica cuando debe elegir entre el amor y defender la democracia y su país. se siente dividida y se la pasa reflexionando. sus canciones más personales del álbum son: champagne problems, no body no crime, happiness, ivy, cowboy like me.

james: reputation. al ser un personaje complejo, guardando una historia secreta y motivos no muy conocidos, la interpretación de él es algo ambigua. a pesar de todo lo que se trata de la política, puedo decir que james es una persona altamente vengativa. todo lo que le hicieron, todos los daños y cosas que hirieron su persona los recuerda hasta el día de su muerte y no va a perdonar jamás nada. eso también le atormenta demasiado ya que no puede disfrutar de felicidad plena porque sólo piensa en vengarse (algo que tiene en común con valenti). se siente incomprendido por todos y aunque intenta confiar en la gente, siempre siente que no están a su altura o que lo defraudan. logró conectar profundamente con valenti, algo que no le pasaba hace años, pero en el preciso momento que valenti amplió su círculo social creando la resistencia, él comenzó a sentirse desplazado y decepcionado. de repente todas las acciones parecían querer sabotear la amistad de su amigo con las demás personas y eso hacía que constantemente tuvieran peleas y lo vieran como el malo. harto de eso decidió abrazar su destino y ser malo, "el villano" realmente. decidió que él ayudaría al karma a llegar más rápido a quienes lo "lastimaron". sus canciones más personales del álbum son: don't blame me, delicate, lwymmd, ... ready for it?, i did something bad. 

luca: fearless. luca es un joven audaz y valiente, dispuesto a luchar por lo que cree. se enamora muy intensamente y ama con mucha intensidad a la gente cercana a él. tiene un sentido de lealtad que es a todo o nada; cuando se compromete con algo no descansa hasta cumplirlo, y si no hacen lo mismo con él, se siente traicionado. es por eso que cuando muere su novia siente que debe vengar su muerte de la manera más intensa posible. tiene muchos problemas y conflictos, pero todo lo que pasó no es impedimento para seguir adelante y enfrentar todo lo que le espera. sus canciones más personales son: fearless, white horse, love story, y the best day. 

No parecía darme cuenta. No parecía recordar que yo también era un ser humano de carne y hueso; parecía haberlo olvidado, porque los demás estaban tras mí y me abrazaban. Aparentemente estaba gritando. Aparentemente mis gritos lastimeros desgarraban el aire, cual los de un niño desvalido. Aparentemente estaba llorando. Mi llanto era semejante al de un infante perdido en la oscuridad. 
            
            Lo estaba haciendo. Si era un niño. Era Leonidas Valenti. Había perdido... ¡Había perdido! ¡Había perdido otra vez a mi padre! Otra vez... Pero esos hijos de puta iban a pagar, ellos lo iban a hacer.
            
            —¡Hijos de puta!

Se sonrojaba de la furia, transpiraba, se desorbitaba, y siempre era a causa del pequeño y maleducado Valenti. Dejar a mamá con un desequilibrio mental era mi pesar. Si a ella se le caía el cabello por las mañanas, si sus ojos siempre estaban al borde de lágrimas, si a cada segundo sentía la necesidad de dormir, de evadirse, de descansar. Si eso pasaba siempre sería culpa mía. Siempre lo fue. Si papá alguna vez nos manipuló, aún así siempre sentí un remordimiento inagotable cargando en mi espalda por haber sido yo quien lo cause. Siempre lo fue. 
            
            Quizás por eso ahora anhelaba arrancarme la piel poco a poco. Desangrar dando gritos desaforados y con lentitud hacerme trocitos hasta no distinguir entre infierno y realidad. Quizás por eso la razón me asesinaba con la muerte del único hombre que había aprobado mis acciones, mi esencia, mi propio yo. La punzada de su ausencia me atravesaba. Martinez, mi papá. Martinez, el único hombre que me amó. Martinez, el único ser que alguna vez me sonrió.
            
            En una silla del bar, sangrando, con su cabeza sobre sus brazos. Hijo de puta de Rosso. Hijos de puta de la Orden. ¡Hijos de puta todos! ¡Hijos de puta! 
            
            No sabía quien fue. El cobarde lo acometió en el sigilo de la noche. No tuvo las agallas de mostrarse frente a mí. ¡Hijo de puta! ¡Maldito hijo de puta! No tenía agallas, no las tenía. ¡Era un hijo de puta, hijo de puta! Aprovechar el sueño, la inconsciencia. Asesinarlo a sangre fría, ¿desaparecerlo así? ¡Y de una manera tan macabra! No pudo dar la cara. No tuvo agallas. Como podía alguien ser tan cínico. Eliminar a un ser humano con la frialdad de un corazón petrificado. Matarlo, entiendo... ¿Tomarse el tiempo de sentarlo en una silla? ¿De pasearlo de su hogar hasta el bar? ¡Hijo de puta!

En esos eventos, mi papá agarraba mi brazo y lo sostenía con rabia, con fuerza. Me sacudía, me empujaba contra la pared y en ocasiones se sentaba sobre mí para inmovilizar mi cuerpo. Si lloraba demasiado fuerte, sus golpes parecían adquirir la misma fortaleza. ¿Quieres llamar la atención, Valenti? ¿Quieres que te hagan gritar con razón? Mi rostro se movía de un lado a otro con cada bofetada que se estacionaba en mis mejillas. Era tan diminuto y él tan inmensamente fracasado... Tanto que no podía hacer nada. 
            
            Yo lo amaba. Yo quería su aprobación. Constantemente quise su aprobación. Pero luego yo crecí. Luego transmuté. Y luego yo seguí queriendo su aprobación. Y luego yo miraba a los señores mayores imaginando que allí perduraba el alma errática de mi padre. Mi sueño profundo era que algún día su sonrisa apareciera. Verlo achinar sus ojos, arrugar su frente, y sonreír. Genuinamente sonreír. Lo estás haciendo bien, Leonidas.
            
            Yo lo amaba. Él estaba quebrado. Yo lo amaba. Él estaba cegado.
            
            —¿Estás viendo como me mira el maleducado de tu hijo?
            
            —No... ¿Cómo te mira? —sí, también recuerdo la dulce y trémula voz de mi madre. Siempre parecía... ausente. Siempre parecía mirar hacia la nada, capturar su atención en una gran imaginación que nunca se animó a compartirme. A veces la veía sonreír mientras cocinaba. Supongo que soñaba con otra vida.
            
            —Claro, defiende al estúpido. Como siempre, ¡nunca ves nada!
            
            —Amor... De verdad no vi como te miró, estaba absenta.
            
            —¡Claro! Claro... La señorita estaba "absenta", ¿siempre te pasa si se trata de él?
            
            —No me di cuenta.
            
            —Nunca lo haces. 
            
            ¿Recordar si la golpeaba? Probablemente ha rondado en mi cabeza aquella vez que casi la ahogó a golpes, pero lo que siempre volvía a mí era recordar como siempre parecía ser culpa mía. Se iba de casa. Daba portazos. Gritaba hasta despertar al último alma en pena que yaciera en el polo sur.