También me dí cuenta que sueno súper tóxica, pero en realidad sólo era una perrita dramática, osea ni al caso yo. Me alegro de ser asocial y menos ingenua ahora, cuando alcanzé mi tope con los weyes que conocí y luego que andaban ahí, living and thriving me emperré porque obvio gasté más tiempo de lo que debí y quería, a veces. Eso pasa cuando no crían a sus retoños bien, que sepan.