El chico caminaba por aquellos pasillos con varios panfletos respecto a los talleres de los cuales era representante Del club de música, mala idea porque jamás había interactuado con otras personas al ser criado en las catacumbas del teatro en donde su madre solía cantar en la época y donde su padre era su ángel de la música, fue fruto de ello y heredero del reino de su progenitor al igual que la deformidad facial qué ahora cubría con la misma máscara que su padre, Erik, el fantasma de la Opera, uso antes de desaparecer en el incendio que consumió la Opera completa.
──Hola, eh... No se si te interese pero el club de música tiene diversos talleres que quizá le interese.── Dijo extendiendo aquel panfleto y folleto con la información. ──ante cualquier duda estaré en la sala de música.──