bludlunie

Hay periodos de siembra, de cosecha y de sequía. 

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Siempre he pensado que la cumbia lleva consigo un dolor y una pasión extraordinaria. Que nace de emociones no maquilladas ni embellecidas de sobre manera, o al menos, no con esa intencionalidad. Porque bella si es. Cuando la escucho siento como si hablaran partes de mi ser innato, de mi existencia no tan socializada, ni normada, es como si me conectara de forma directa con lo que realmente quiero decir. Que es mi venus en escorpio en busca de pasión y esa demencia que suele desatar. Que es porque siempre fui pobre de moneda pero rica de alma. Que es mi intensidad mal disfrazada, pero tan mía como el nombre que me elegí. Que es mi argentinidad en el volumen más alto. Y no lo sé, una mezcla de todo supongo. Me encanta estar escribiendo sobre esto, ayer le dije a mi psicóloga que estaba agotada de tratar de ser siempre mejor. "Voy a soltar mi aspiración a ser perfecta", y me admito corrosiva, capaz de equivocarme, así como de aprender. La cumbia es tan solo una parte de mí, como el heavy metal, el rock nacional, la salsa, el folklore y todos los géneros que amo. Es parte de mi infancia de múltiples colores, sin beige ni grises a la moda, con mucho barro en las manos y las rodillas raspadas por trepar arboles. Son las navidades con sidra de manzana y mis primos jugando bajo la mesa mientras los fuegos artificiales explotan en nuestro cielo. La cumbia es vino con soda, acequia como banco, el canal de la calle número algo, los mosquitos picando mis brazos y ese perfume dulce de las tías que te estrujan las mejillas para decirte así cuanto te quieren. Cumbia como canción del alma, para gritar la traición, para zanjar el amor, para luchar con el dolor, para morir, para nacer, para existir a través de todos los tiempos. 
          
          "Pero mírame una vez más a los ojos, comprenderás mi amor por ti no murió" -Néstor En Bloque. Un fragmento de una de mis canciones de cumbia favoritas.