Nadie recordaba cuándo empezó el otoño. Solo que un día el cielo amaneció del mismo color de las cartas sin enviar. En el bosque, los árboles susurraban nombres que había tratado de olvidar. Cada paso crujía y en algún punto, entre la niebla y un lago que parecía espejo, comenzó a coleccionar historias como quien guarda luciérnagas en frascos de cristal para no extraviarse otra vez en la oscuridad. 

Relatos hechos de lluvia,  cuentos donde la nostalgia es un faro y los finales, una promesa que nunca termina de cerrarse. Escritos para quienes alguna vez sintieron que el mundo se detuvo en mitad de una despedida y para los que aún esperan una carta que jamás llegó. Habita entre la frontera borrosa de la realidad y lo imposible, donde el día parece una eternidad y la noche es un refugio que respira. 

Encontrarás entre estos caminos boscosos voces que se creían pérdidas, seres que rescatan destellos de luz, árboles que hablan y promesas de resiliencia. 

Bienvenido(a) a este rincón sin tiempo. Aquí la nostalgia que evoca los recuerdos florece con un tazón de miel y cada degustación cuenta una historia.