Me aterraba la idea de soltarte, de que te conviertas en otro vago recuerdo en mi mente, pero decidí tenerte en el corazón, eras parte de aquella energía en mi que podría llamarse alma. Pero te alejabas, y ver como lo hacías, me desgarraba, como cuando pegas dos papeles; para sacar a uno hay que romper al otro, o romperse los dos. Eso sucedía conmigo, no estoy segura si con vos, porque en tu caso, vos fuiste el papel que logró despegarse, y yo, al que le quedaron faltando partes. Hoy me faltas y mi vacío se nota a metros, a kilometros, a millas, o hasta donde te siento, infinitamente lejos. Siempre volvías por mí, entendía que te hacía feliz, pero solo de a ratos. De todos modos no me importaba, no me importaba humillarme y dejar que me pisotearas mil veces, mil y una vez si querías, mientras estuviesemos juntos nada me importaba, juntos era mejor todo, sin embargo y a pesar de todo, tu ausencia me hizo más fuerte... y si, me dolió, me hiciste doler hasta la última parte de mi alma, pero hoy te suelto, y estoy feliz de que así sea, porque poder decir adiós es crecer, y si volves por mi algún día de estos, vas a ver que este insignificante pedazo de papel, se transformó en un libro... Hasta nunca lindo infinito, si no fue en esta vida, en alguna se nos va a dar, y esta vez sin daño alguno. Siempre una marca tuya llevará mi corazón.