Mi madre solía decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas.
—Déjalo salir a raudales—decía—. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos acaban convertidos en piedra.

Te gusta alguien a quien no le gustas, porque el amor no correspondido puede ser superado de una forma en que el correspondido no.

Yo le caigo bien a la gente rara, a los locos que no se cansan de tener esperanza, le caigo bien a esos seres que andan buscando todo sin encontrar nada, a los que pasan y no se quedan, a los que llegan y sin temor te muestran lo que son porque no les importa lo que alguien diga de ellos, le gusto a la gente rara como a las chicas que beben cerveza en su casa y no están bailando en las discotecas con minifalda para conseguir la triste atención de hombres maquina, le gusto a los que viajan y no saben cuándo van a regresar, a los poetas que van a los bares a beber sin vergüenza de que los vean solos, también a las chicas que leen poesía en la noche y se imaginan que alguien se las dice al oído y se sienten guapas, le gusto a los que traen un caos en la cabeza pero lo usan para crear. No sé si soy extraña, pero le gusto a la gente rara.