Parpadeó y una suave sonrisa esbozo, seguido por una risa a lo bajo, apenas un suspiro teñido de travesura. Sintiendo un escalofrío en su cuerpo, específica, por dónde recorría la uña ajena, lenta, provocadora pero sobretodo dominante. Apenas ese roce, fue suficiente para arrancarle un jadeo sutil e involuntario.
─━❲ ¿ cuando haz visto que las adoraciones se hacen de pie ? No... ❳━─ susurró con un tono suave, casi reverente, como quien recuerda una verdad ancestral que nunca se ha olvidado.
─━❲ se hacen de rodillas, desde abajo.. Para admirar, para rendirse ante la divinidad. ❳━─
Otro jadeo salió de sus labios ante la brusquedad ejercida, mas, no le disgustaba, incluso podría decir que le gustaba.
Con lentitud se deslizó hacia abajo, pasando de estar sentada sobre sus rodillas, a postrarse en ellas, como si estuviese delante de un altar, el cuál debía y deseaba adorar. El movimiento hizo que el uniforme —estrecho, terco, hecho para provocar— luchaba por mantener sus curvas, desafiando la costura. Apenas las resguardaba, su propósito no era de proteger, sino de disfrutar, de arrancar.
─━❲ me honraría que me recordase mañana , Mi diosa. ❳━─ su brillante mirada reflejaba picardía y devoción, cuidadosamente, como si temiese romper algo sagrada, tomó la mano ajena, la que estaba libre y la acercó a sus labios, para besarla con una dulzura ceremoniosa, lenta , como quién besa una reliquia.
─━❲ está noche, soy suya, estoy a sus órdenes Mi Luna.❳━─