Wainting Rooms
Me paso la vida en salas de espera.
Esperando, valga la redundancia, a que llegue la profesora de Color y Composición. A que una señora malhumorada evalúe una pintura a la que dediqué tres días seguidos, tiempo que pude usar en ser feliz, mucha sangre sudor y lágrimas.
Espero a que mis padres noten que también hago mi mejor esfuerzo, pero que la escuela no se me da tan bien como a mi hermana, he de ahí tanta presión en mi misma.
Espero que de repente, un chico perfecto, amable, alto y de ojos hermosos entre por la puerta hacia la sala en la que me encuentro sentada, aguardando que me diga "ya puedes dejar de nadar, hemos llegamos a la orilla", lo cual, nunca termina por suceder.
Mientras espero, decoro la sala, con bonitos sillones morados de misterio; libros de un montón de historias fantásticas que me recuerdan lo mucho que anhelo eso; espejos que no me dejan olvidar que no soy pelirroja y que mis rizos rebeldes son eso: rebeldes; también hay una enorme fotografía de una pequeña niña con un suéter de franjas de los colores del arcoíris, recordándome las promesas que hice.
Y también hay margaritas, blancas y amarillas, moradas y azules, de todos los colores, recordándome que aunque vuelva a quedarme esperando... Soy todo lo que tengo. Me paso la vida en salas de espera, no sé si ésto sea tan bueno como quisiera, pero si sé una cosa. Mañana abro la puerta y dejo la sala de espera.
Me cansé de esperar.