mi puerta no conoce
cerraduras dejando entre abierta
al indeseado,
manos y pies son atados por
lenguas ácidas
con injurias sobre mi piel.
corruptos justicieros caen
con falsedad en la rabia de sus conquistas,
ajenos a lo que no comprenden
y dicen tener verdad.
el masoquista
desconoce el limite
del aguante,
ciego caminante en la rutas ásperas,
sembrando raíces sin agua,
en un entierro sin lagrimas.
golpea repentinamente
el mazo del odio
sobre mis rodillas delgadas,
arrastrando la fe en espinos
incomprendidos,
saboreando el rasguño
de sus caricias.
la confusión intenta
razonar con el silencio,
broto la sangre en la herida vieja,
paciencia pide el pensar,
paciencia susurra
la palabra coja.
- JoinedJanuary 16, 2019
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