lamento, cariño, el no tener otra forma para decirte esto, pero no lamento el tener la oportunidad ahora- sus ojos estaban tan cristalinos como el lago de esta tarde, pero la calma en su voz era realmente sorprendente ahora, no quiero que se despida, no ahora, aún vivirá, no le ha hecho tanto daño- debo decir que cuando te vi en el laboratorio, con esos tubos de ensayo y aquel termómetro- él no merecía irse- pensé que eras todo lo que había pedido- intenta levantar su mano, pero el monstruo de hace poco no le ha dejado dedos ya, su muñeca tiene un desgarre horrible en diagonal, y su clavícula esta por completo rota, obviamente no puede llevar a cabo su intención de tocar mi mejilla y limpiar las lagrimas que apenas noto que me salían-no llores, pues sé bien que eres todo lo que pedía a Dios, pero yo no lo soy para ti- ¿como podía decir eso ahora? ¿no fue él a quien besé? ¿no recuerda que no lo he dejado por ningún instante?  
-cállate-le digo- cállate que aún no es tu hora- tomo el muñón donde solía estar su otra mano y con mi mano aún libre limpio mis lagrimas y cubro mi boca, he empezado a hipar con el llanto y la voz me tiembla más fuerte que una isla con un volcán en erupción-no... no me digas lo que ya sabemos... y no vuelvas a decir que no eres para mi- lo beso por tercera vez en esta semana y siento mi blusa mojada, entonces al separarme del pequeño pero significativo beso, caigo en cuenta que Dilan me ha mojado con la sangre que brotaba de su pecho, no me dí cuenta que tanto más lo habían dañado por mi culpa, no puse atención a nada más hasta que sentí su temperatura bajar de golpe, sus ojos ya no estaban fijos en mi.
Inmediatamente puse mi mano libre, la izquierda, sobre su pecho, buscando sentir su palpitar, y estaba debil, me quite la bufanda y le quite la suya, realmente no sé nada de primeros auxilios pero creo que alguna clase de torniquete ayudará hasta llegar con Alejandra, ella sabrá que hacer, doblo su bufanda y la pongo sobre su pecho, y...