hace un año, literalmente, mi hogar parecía un centro de adopción de mininos, incluso no logro recordar cuantos poseía porque eran demasiados, pero más de diez asegurado. mi madre los terminó regalando y a los más grandes los abandonó –acción que reproché pues, el abandono de animales nunca ha sido bien visto por mi parte– porque no quería gatos por doquier. (。•́ - ก̀。)