normalmente suele calmarse cuando le doy pecho — respondió bajito, subiendo ambas piernas al mueble para abrazarlas por el frío repentino que sintió en ellas —
ni me lo recuerdes. — de un pequeño empujón medio juguetón logró apartarse de su menor, dándole la espalda para caminar sola hasta el sillón y sentarse en la esquina más cercana — pudiste haberlo traído contigo y dormir aquí
— con cuidado llevó ambas manos a los hombros ajenos, masajeando ligeramente antes de asentir con su cabeza y dar un par de pasos hacia atrás, más cerca de la sala — ¿te irás luego de conseguir eso?