Entre tanta crudeza que cubria mi entorno,
Apareció la esperanza,
El Sol que empezó a alumbrar mis mañanas,
Que me demostraba la naturaleza y como alimentaba las flores con su luz,
Algo que yo nunca podría llegar a hacer,
Porque, para empezar,
No soy el sol, ni la Luna, o siquiera una misera estrella,
Entonces, ¿Por qué sigues aquí?
¿A mí aldrededor?
Quiza solo quieres reirte de mí
Pero no te culpo por eso...