noahputaku
tenerlo todo fácilmente no es tan emocionante como parece, desde pequeño ha usado las zapatillas más recientes, o ha jugado con los juguetes más tecnológicos para el momento. la ausencia de sus padres y la maldita soledad siempre serían un motivo para verle el lado malo a la rica disposición, aunque no tanto ahora que tiene un novio doblándole la edad y comprándole lo que le pida, sólo por haberle pillado en pleno acto con la hija del dueño al que el hombre allanaba. la situación es muy diferente, pese a su gusto por el cuerpo femenino y el hecho de que ha vivido estas cosas con mujeres mayores, ha tenido la suerte de encontrarse a un castaño picarón de cuarenta años que se la pasa cagando policías, es cómico escucharle hablar de eso después de follar, o mientras se besan con vagancia. bastante exótico podría decir, que de igual forma si sólo fuera dinero y no entretención o gusto se habría ido ya hace rato. para esa mierda desconsiderada están sus padres, no esperándolo en casa pero sí el dinero. sonríe de lado cuando abre la puerta y allí le ve, sentado, en un descanso después de hacer quien sabe qué cosa esta vez. ─── ¿cansado, harvs? ─── ha tomado confianza con él, claro que no faltan las típicas bromas del "sugar daddy", pero gracias a ambas personalidades todo ha sido menos actuado. el azabache se para entre las piernas impropias que se separan en busca de una posición floja, mirando desde arriba al varón de iris verde. ─── ¿qué hicise esta vez, eh, viejo? ─── alza una ceja, un tanto burlón. mientras tanto, se percata de lo flojo que está el parche en el ojo ajeno y decide quitarlo, ya poco importándole el estado de la cicatriz y esas mierdas, grande estaba para disgustarse por algo como eso. retirado el parche, el joven toma el rostro por la mandíbula y le hace alzar la cabeza, permitiéndole besuquear los labios con cierta humedad tentativa como los pequeños chapoteos al separarse.
noahputaku
con el hombre encima, espera pacientemente a que desabroche los botones para él, descansando las manos en los muslos ajenos mientras tanto. una vez el torso es expuesto el más joven se acerca, soltando una risa nasal suave como indicio de alguna joda. ── ¿así hiciste con el que follaste hoy? ── cuestiona, oculta la burla en el rostro calmado, nisiquiera le mira cuando pregunta. las manos delgadas suben por las arrugas del jean apretado, a la cadera, a la cintura; se desvían a la espalda y bajan de nuevo a manosearle sin desespero. a la par, la lengua caliente del más joven se desliza entre los pectorales del hombre sin timidez, al final mirándole en espera de una respuesta. luego y para empezar, se lleva uno de los pezones enrojecidos a la boca, succionando suavemente el pectoral. la lengua se mueve en el centro, con poca rapidez pero sí habilidad, provocando que el pezón se endurezca. no tarda en abrazar la cintura con fuerza y presionar el rostro contra el pectoral, besando lascivamente y casi devorando la carne del lugar junto a sonidos húmedos que hace intencionalmente para provocarle.
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devilindisgulse
¿debería sentirse humillado al ser puesto en tal lugar por un joven veinte años menos? se le erizaba la piel gracias a la excitación de ser tocado por esos falanges juveniles, tan decididos y atrevidos que sin pedir permiso rozaban las zonas sensibles a pleno gusto, y además él mismo dejándose llevar ante ello. de todos modos sus suspiros agitados eran una absoluta señal de aprobación, y ese toqueteo bruto le emocionaba tanto. un hombre mayor como él, con cierta reputación, dejándose manosear como un cualquiera por ese azabache... a la mierda. el ego no importaba cuando el pectoral le ardía por las manos que apretaban de éstos, o cuando gimoteaba el nombre contrario en medio de la noche después de ser un tipo de mierda durante el día. le costaba comprender como daniel era capaz de hacerle temblar las jodidas piernas en una sola ronda, desde que lo conoció estaba teniendo el mejor sexo de su vida y no podía negarlo. y tal como perro obediente, lo siguió en un silencio sumiso, sentándose en el regazo ajeno separando ambas piernas. las entrepiernas de ambos se rozaron y aquello le hizo sentir una corriente en la zona pélvica, puesto que no era para menos; la cercanía, sus pezones levemente enrojecidos por los pellizcos, el contacto, todo aquello lo volvía más hambriento. y enfrente de los ojos negros del menor, abrió más la camisa floja al punto de casi retirarla, con el fin de darle una más amplia vista. ────── te estoy esperando, entonces. ───── sonrió algo burlesco, desafiándolo a que continuara con lo que inició. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ@youresodisgusting
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noahputaku
sonríe arrogante cuando nota su toque fue exitoso, el gruñido varonil que suena por molestarlo le hace cosquillas en los bóxers, así como lo habría hecho un gemido cualquiera. ladea la cabeza al final, satisfecho con la actitud del hombre mayor. ─── ¿y yo cuándo estoy de mal humor? ─── cuestiona como un reclamo, la voz tranquila, casi susurrante, volviendo más privado el ambiente entre ambos. le gusta jugar con las emociones ajenas cuando del sexo se trata, ver cómo el pecho se altera o el pantalón aprieta con acciones sencillas que demuestran su atractivo. no despega la mirada de los ojos verdes cuando se agacha con lentitud al frente suyo, ni cuando besa los muslos por encima de los jeans como otra forma de provocarle, aquellos que las manos propias funden a caricias lentas pero deseosas. es una maldición no poder sentir la carne contra sus labios, así que reemplaza aquello dando apretones. le sonríe, y la mano asciende desde la pelvis una vez se mete bajo la camisa. se posiciona en uno de los pectorales, pero no lo presiona, y deja que la palma le roce el pezón. ─── ¿quieres que te toque aqui, verdad? ¿sientes que lo mereces? ─── no ofrece más que una presión boba, suave, nada comparado a cuando deja el rojo de sus dedos en la piel. esnifa burlón, saca la mano rápidamente así como se pone de pie, y se aleja del cuerpo que empezaba a calentarse. ─── vamos a la cama. voy a chuparte esas tetas. ─── dicho esto, el azabache desaparece tras el marco de la puerta, para ir a la cama que comparten cuando pueden estar juntos. le entretiene ver lo urgido que está por su toque, y sabe que va a ir sin importar qué, así que le espera sentado, con la camiseta en el piso. palmea sus piernas cuando le vea asomarse.
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