Tus labiales no eran más que falacias al movilizarse, ¿en qué habíamos quedado? ésta no fué tu idealización momentánea, menos beligerante. Deja de seducir mí alma, sí no voy a tantear la presteza de tus pulsos con mis manos al tenerte cerca.
Tus labiales no eran más que falacias al movilizarse, ¿en qué habíamos quedado? ésta no fué tu idealización momentánea, menos beligerante. Deja de seducir mí alma, sí no voy a tantear la presteza de tus pulsos con mis manos al tenerte cerca.