Sus ojos se mantenían sobre el pequeño, mirando cada acción y movimiento que éste hiciera. ──── no estoy bromeando, Doffy. ──── suspiró, a punto de agarrar al niño en sus brazos. Sin embargo, fue detenido por los hilos del rubio y, en contra de su voluntad, recibiendo un beso. no lo correspondió, dejó sus labios quietos y sin movimiento alguno hasta unos segundos después, que como respuesta mordió el labio inferior del contrario.
──── No me estás escuchando, ya te dije el porqué. ──── frunció su ceño ante la idea de que su hijo tuviera una fruta, preferiría mil veces morir a que su hijo tomara un camino similar al que él mismo tuvo que pasar. ──── ¿te volviste loco? no, no voy a permitir eso. Mi hijo tendrá un futuro mejor que eso y yo me encargaré de que así sea por mis medios. ──── se zafó de las ataduras transformándose en un pequeño torbellino de arena, separándose. Tomó al niño entre sus brazos, quién comenzaba a notarse cansado. Suspiró, miró al rubio por un momento antes de negar. ──── porqué he estado cuidando de Mi hijo y porqué no he tenido el tiempo de aceptar llamadas. ──── dijo sin entrar en detalles, abriendo la puerta por donde apareció llevando a un cuarto donde había una cuna y más juguetes. Dejó al niño en su cama y volvió su cuerpo y su mirada hacia el rubio, quién lo siguió. ──── ¿eran tan urgentes esas llamadas como para venir a buscarme directamente?