──ㅤ Muy bien ㅤ──musitó con una sonrisa llena de dulzura──ㅤ entonces, a partir de ahora, seré tu primera y única relación que has tenido ㅤ──
Y no lo decía solo por seguirle el juego, lo pensaba de verdad. Lo encontraba absolutamente adorable. Le resultaba conmovedor saber que su amado la veía de esa forma, como si no hubiese existido nadie antes que ella. Esa idea le acariciaba el alma, endulzaba cada rincón de su ser, y provocaba que su corazón latiera con más fuerza. El saber que él la consideraba como la única mujer en su vida amorosa —al punto de borrar en su mente cualquier recuerdo de antiguas relaciones— la hacía sentirse profundamente especial. Su lado posesivo, generalmente contenido, danzaba de felicidad ante aquel detalle que, aunque pudiera parecer pequeño, para ella lo era todo.
Lo sintió acomodarse mejor contra su cuerpo, entrelazándose como piezas de un mismo rompecabezas, cuando la cálida cobija los cubrió a ambos. Ella sonrió con evidente deleite, emitiendo un suave "mhm" como respuesta a su pregunta, dejando que esa sensación de abrigo y ternura la envolviera por completo. Él era tan cálido, tan reconfortante cuando la abrazaba de ese modo, que no podía evitar compararlo con una manta acogedora en medio del invierno.
Abrió los ojos con cierta incredulidad, sorprendida por el repentino comentario de su amado en aquella situación, antes de soltar unas risitas llenas de una mezcla encantadora de pudor y diversión.
──ㅤ Oh, si, cariño ... pues debo decir que a mi me gusta mucho cuando tú me das de tu calor ㅤ──respondió con voz suave, con un tinte pícaro y afectuoso en el tono, siguiendo la pequeña broma de su pareja.
Se removió apenas cuando sintió los labios de él presionarse con cariño justo detrás de su oreja. Era un gesto sencillo, casi imperceptible, pero colmado de afecto genuino. Un beso tan pequeño, y a la vez tan cargado de amor, que lograba estremecerla de la manera más dulce posible.
