En otra vida fui una chica nacida en un país donde no hay oscuridad, ni hambre, con iguales oportunidades que el resto del mundo y con esperanzas de un futuro distinto. Una chica con aspiraciones de viajar y conocer, de tener una familia y una casa propia, de escribir y publicar su trabajo, de superarse, de ocupar su mente de tal forma que nunca se sienta triste.
En esta vida no soy nada de eso. De hecho, ya ni sé realmente si soy persona, si todos los que me rodean lo son, si acaso merecemos que nos traten así o si acaso acabará algún día.
Al cubano no se le tiene permitido olvidar, pero extrañar algo que no existe... aish, estamos demasiado jodidos como para eso.