Escuchale atento, apreciando en silencio cada movimiento que la dama hace al dirigirse a él, le apena el hecho de terminar arrastrando a ella a una situación para nada favorecedora aunque dijera lo contrario. Cualquier pequeño indicio de anhelo que guardaba en su corazón y pensaba en emerger sólo un poco; termina por ser apagado bajo la sensatez a la que se ve envuelto al tomar el asunto con la mente fría, era un adulto, y era ahora que podía caer en la cuenta de que su actuar pretencioso no los llevaría a ningún lado. Baja los ojos hacia las losas de mármol que decoran el suelo, su mente divaga un poco ante la decisión que toma, pero acepta que era la única correcta sí deseaba seguir el margen al que la joven quería mantener. Vuelve a elevar los claros ocelos, creando una expresión que, a pesar de verse dulce como siempre, un deje de brotes de sentimientos se ven sepultados por su madurez. Chloe necesitaba un amigo sincero, un apoyo y alguien que le alentara a seguir con sus anhelos, y sí eso podía ser Evan; lo haría ──No se preocupe, yo comprendo, lamento haber sonado extraño, señorita Chloe, entiendo a lo que se refiere, descuide, enfoquemonos en la amistad que tienen nuestros hijos ──musita, dando unos cuantos pasos hasta caminar hacia su pequeño, observando lo que habían elegido para mirar la película.