Hola.
No me he muerto, pero es posible que haya estado de parranda.
Llevo unos meses agitaditos. Viajé a España por trabajo y regresé con más trabajo en un área que no esperaba retomar. Después pasé unos días con mi madre y hermana. Al regresar a casa logré terminar uno de los encargos que hicieron las altas jefas y me quedan dos más por entregar (Es que soy lenta).
El viernes 16/09 comienzo a trabajar en el colegio de nuevo. Y es posible que continúe con las clases en el otro instituto. También quiero hacer una maestría.
Mi déficit de atención se puso como una cabra loca cuando regresé a Venezuela. Creo que no podía procesar todo lo vivido y el contraste entre el primer y tercer mundo.
En otras palabras... No ha sido fácil sentarme a escribir.
Pero no pierdan la esperanza. Tengo la próxima actualización escrita, solo falta pulir y corregir.
Me acompleja mucho llevar tantos años con esta novela, mientras otras personas sacan sus libros en dos años... Pero, en un principio, Engendrando el Amanecer era escribir por terapia y el haber comenzado sin método está pasando factura al proceso. También la falta de recursos al vivir en este país.
Sin embargo, si algo me han enseñado es a ver las dificultades como oportunidad. Hay mucho de Venezuela en esa novela, aunque no se note a la primera. El enfoque en temas como justicia, equidad, pobreza, opresión, resiliencia y la calle San Gabriel ha salido de mi contexto. Así que no es obstáculo sino ingrediente.
Bueno... no les aburro más. Perdón por tanto bla bla. Tenía ganas de conversar. Un abrazo y no pierdan la esperanza conmigo.