¿más cautivado de lo qué ya lo tienes? con sólo mirarte, puedo rectificar qué en el momento en que me brindaste el honor de posar tú vista sobre mí, mi corazón bombardeó alaridos latidos, entonando una canción cuyo titular era tú nombre y empezó a vociferar qué reclames tu pertenecía y te lo lleves contigo, reina.