Henry Adams está muerto. Su imperio está cayendo. Pero mientras el DOCCO celebra, yo solo siento vacío. Este trabajo siempre ha sido mi vida, pero ahora me pregunto si alguna vez fue realmente mi elección.
Salgo de la mansión mientras la madrugada comienza a iluminar el cielo. Mis pasos son pesados, como si la sangre que he derramado esta noche pesara más que nunca. El mundo está más seguro ahora, eso me repito. Pero no puedo evitar pensar en las palabras de mi padre:
“Si cruzas ciertas líneas, es posible que no puedas volver.”
Me detengo un momento y miro hacia atrás, hacia la mansión Adams que alguna vez fue un símbolo de poder absoluto. Ahora es solo una ruina de secretos y traiciones. Al final, no sé si soy una heroína o solo una pieza más en este juego interminable de mentiras.
Pero una cosa es segura: nunca volveré a ser la misma.