No sé en qué momento pasé de estar sentada en la mesa rodeada de resúmenes y esquemas, que ahora estar nuevamente de madrugada escribiendo rodeada de libros y en la cama apoyada en el incómodo hierro del cabecero. Dentro de unas horas tengo clases y no puedo dormir, ¡maravilloso! Nuevamente a aguantar seis horas intentando no dormirme en el descuido.
Es normal que esté mareada después de toda una tarde encerrada en esta habitación leyendo cosas que soy incapaz de memorizar y redactando temarios que me servirán en dicho futuro, o al menos para el examen de este tema. No puedo faltar para descansar lo que no pude en dos semanas, sería muy irresponsable ahora en época de exámenes y lo que menos quiero es que se acumule, ya bastante he dejado pasar las asignaturas por mis descuidos y mis cambios repentinos emocionales.
Yo misma me dije "no cojas el móvil para escribir" pero aquí estamos al fin y al cabo. Debería dormir pero, ¿qué mejor que retomar escritos? Es curioso como reemplazo mis lamentos por horas de desasosiego escrito. Creo que es lo único que se me da completamente bien, evitar y reemplazar.
Notas: Martes 26 de enero, 3:48am
Lo tenía ahí y quería publicarlo :,)