florescencias
Tengo que escoger lo que detesto —o el sueño, que mi inteligencia odia, o la acción, que mi sensibilidad repugna; o la acción, para la que no nací, o el sueño, para el que no ha nacido nadie. Resulta que, como detesto ambos, no escojo ninguno; pero, como alguna vez tengo que soñar o actuar, mezclo una cosa con la otra.