Siempre estoy pendiente de ti, pero siento que no es suficiente porque serás mi esposa... y mereces el mejor trato — arrugó un poco su nariz ante la sensación pegajosa en su mejilla, tomando la otra mejilla de su chica para atraerla con algo de brusquedad y repartir un montón de besos sonoros justo encima de sus comisuras entre risitas traviesas, paseándose de vez en cuando por su mentón y nariz. —