@primigenioss
Yasuhiro había deseado tanto quedarse en el Crux, había sacado mil y un excusas para no venir a la reunión a la que Beidou lo había anotado. Terminó cediendo por la promesa de que la señorita Ningguang tenía un regalo para él: unas bellas flores para su diario las cuales eran difíciles de encontrar en el territorio de Liyue, principalmente por los lugares peligrosos y altos en los que se encontraban. Con los ojos brillantes, llevaba su diario en un brazo y las flores en el otro.
Tras el choque, permaneció en el suelo por un momento, observando en silencio el desastre. Su cuerpo apenas se movió mientras sus ojos recorrían los pétalos aplastados y el diario abierto con páginas dispersas. Se quitó algunos mechones de cabello de los ojos y con cuidado, se inclinó hacia adelante, recogiendo una a una las flores menos dañadas, sus dedos largos y articulados trabajando con precisión casi ritual.
— oh.. — murmuró suavemente, tomó el diario, ahora manchado de polen, y lo abrazó contra su pecho, sus movimientos pausados y calculados, como si temiera dañarlo más. Limpió con delicadeza la portada, se puso sobre sus rodillas, su postura serena pero firme, mientras algunas flores rescatadas quedaban atrapadas entre las tapas cerradas. Sin mirar directamente al joven, Yasuhiro giró su rostro hacia él por un instante y luego continuó con su tarea de restaurar el orden tomando el resto de las flores, algo normal en su día a día. — está bien, no lo pienses demasiado.