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tonylovesfrank
─ Frankie, cariño. Hoy fui a dar una vuelta al bosque. ─Aquel vampiro portaba un vestuario muy fuera de lo habitual a sus trapos formales. Con una camisa blanca horrorosamente esparramada de tierras y lo que eran restos de frutos rojos. Inmediatamente al haber captado la atención de su esposo, le extiende una canasta de mimbre repleta de arándanos y frutillas.─ ¿Crees que con esto podamos hacer algún postre para la tarde..? Digo, creo que ya tengo más experiencia en la cocina, me he estado viendo programas de cocina, he..─ Replica el pelinegro con una sonrisa, evidentemente orgulloso de su hazaña.
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franklovestony
@tonylovesfrank Ni bien se fue, el castaño se quedó en la habitación tan solo unos segundos más para poder relajar ese nerviosismo que había aumentado gracias a su pareja. Sus mejillas le habían vuelto a comenzar a arder luego de lo sucedido, así que decidió brindar un par de palmadas sobre estas, sin mucha fuerza, a ver si con eso volvían a la normalidad. Ni bien suspiró, dio media vuelta y caminó rumbo a la cocina; suponía que el azabache se habría adelantado con los demás ingredientes o bien con los utensilios. Vaya sorpresa que se llevó cuando arribó al lugar y lo vio de pie en medio del lugar, estático. —— ¿Eh? ¿Qué pasa? —preguntó confundido. Se acercó por detrás y se asomó sobre su hombro. Nada fuera de lugar. Todo estaba tal y como lo habían dejado minutos atrás, por lo que no entendía bien lo que sucedía.—— ¿Es que no tenemos harina? No recuerdo haberla visto anotada en la lista de las compras —aún en su lugar, dirigió su mirada hacia el adverso en busca de alguna respuesta. Hasta el momento no se le había pasado por la mente que el azabache le hubiese mentido sobre su nuevo gusto por los programas de cocina.
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tonylovesfrank
─¿Tu crees? Nunca me he puesto uno, pero tampoco deseo ensuciar mis ropas─Replica el azabache ante su comentario con un ápice de duda, ya que en su infancia, el consentido vampiro nunca tuvo la necesidad de entrar a una cocina. Una vez preparado, se fija en las expresiones ajenas, esbozando una ladina y coqueta sonrisa pícara. No se apiadó de su nerviosismo y en cuanto este tuvo la oportunidad, intercambia miradas con el lobo con la única intención de avergonzarlo más. Palmea con suavidad la ruborizada mejilla izquierda del hombre, acompañado de un breve ósculo en la frente de este mismo─ Ven, cariño. Vamos antes de que se nos haga más tarde─Menciona el vampiro en un pícaro tono, abriéndose paso hacia la cocina no sin antes señalizar con su mano. Una vez en esta, aquella seguridad que tenía se había esfumado como humo, quedando plasmado en la cocina con una expresión de no tener idea de qué hacer.
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franklovestony
@tonylovesfrank ── ¿Ah? Pues... usar uno no te vendría mal ─comentó lo último en voz baja. La imagen de hacía unos momentos había vuelto a formarse en su mente. En la espera, se había apoyado contra uno de los muebles cercanos a la puerta de la habitación, paseando su mirada por cada rincón del lugar hasta detenerse sobre el torso desnudo de su pareja. Por más que intentara, sus ojos terminaban, de alguna manera u otra, mirando en esa dirección. Esa piel que cada vez se le hacía más pálida y ese cuerpo escultural al cual nunca se cansaría de observar. Fue subiendo poco a poco la mirada hasta toparse con esos ojos claros, mirándolo fijamente. Avergonzado de haber sido, probablemente, atrapado en el acto, no tardó en apartar la mirada hacia un lugar que no fuera el cuerpo del azabache. Sus mejillas casi al instante se tiñeron de carmesí y un chasquido con la lengua se dejó escuchar, para luego indicar que se diera prisa con un ademán realizado con su mano izquierda. ── ¿Ves? Te ves más guapo así ─esbozó una pequeña sonrisa, no sin antes enderezar su postura al verlo acercarse. Agradecía que el sonrojo sobre sus mejillas se iba volviendo cada vez más tenue.── Ahora sí podemos ir a cocinar.
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