Tocaba con pasión al igual que entonar, su madre y padre le heredaron ese rasgo vocal hipnotizante, sabía el efecto que el mismo tenía en las personas por ende lo hacía en soledad, era como la voz de su madre pero más grave ante su sexo masculino, reflejaba el dolor y miedo de la pérdida, el haber heredado el reino de su padre y que para ello fue criado aunque su madre le había dicho que debía seguir su propio camino, le dolía no saber que hacer porque siempre su padre decidió... Y cada vez que cerraba los ojos veía la Opera incendiarse y a su padre gritando que salieran de ahí, ver el delgado cuerpo de su padre con esas vestimentas góticas de la época y su rostro lleno de dolor quedaron en su mente, el olor del fuego y madera quemada, no podía dormir. ──No podía dormir profesor... Sepa disculpar si mi interpretación ocasionó disturbios... Ya he estudiado y... No tengo pareja.── era un chico que se crió aislado del mundo, solo eran su madre y padre, no podía pedirle el número a una chica o chico porque se ponía muy rojo debido a su palidez, su dedo índice se paseó por las teclas del órgano. ──¿usted conoce a mi madre? Debería oírla cantar... Es un ángel.──