‎Qué triste es la realidad en la que vivo, sin amigos reales ni un amor eterno, con problemas intrafamiliares y una mente destruida por las situaciones de la vida. ¿Cómo me llamo? No respondo a un nombre, no porque no tenga, sino porque prefiero permanecer en el anonimato escribiendo memorias que algún día anhelo sean perpetuas, viviendo en las hojas ambarinas de un libro viejo. Sí, eso quiero. Sin embargo, suena tan lejano ese sueño, como una nube efímera que solo se desvanece con la llegada de mis dedos. Mírame, aquí estoy en medio de la crisis de los veintes, sumergida en el desempleo, la desgana y el añorado anhelo de una vida mejor. Sí, es triste. Pero acudo ahora a la necesidad de plasmar ideas en el papel para no hundirme en el vacío oscuro y frío de la tristeza.ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ Futura escritora de terror (psicológico). . . Tomemos nuestras manos y caminemos juntos por el valle de las almas desamparadas.