Si dejásemos lo místico a un lado esto no fuese nada.  Si perdiésemos las esperanzas, tal vez ya no quedaría más que decir, esto ya no sería nada. 

Me presento como Green Gate, tal vez no sea el mejor nombre de pila, no es uno de esos que te pilla por sorpresa y te encanta al instante, pero para mi es mucho más que un seudónimo. 
Nacida en una de las ciudades más cálidas en un sublime país de Sur América, a eso de la década de los 90. No bebo, no fumo (ya sea cigarros o marihuana), no me pinto las uñas de negro (creo que eso no me queda muy bien). Sin embargo, tengo un pedazo de papel laminado que dice que soy una vieja con paso libre y millones de responsabilidades, injustamente extraordinario.  Estudiante, y  debo admitir que la universidad es trabajo arduo pero se aprecia el esfuerzo, al igual que el bendito cursillo que me hace feliz. 

Mis mejores deseos para lo que se le venga en gana, porque eres capaz aunque no te lo creas y debas creértelo. 

Green.