@greg-lestrade
,, si me vas a contestar el rol? /el menos ansioso
,, debes comprender que el rol será más corto porque ya están interactuando y no voy a explicar hasta cuantas alcantarillas hay en las calles
mycroft se encontraba en su oficina, observando a través de la ventana con la mirada perdida; sus pensamientos, usualmente disciplinados y precisos, tomaban una dirección incómodamente incierta que no lograba comprender. frunció el ceño con una expresión de disgusto que apenas dejaba entrever mientras cruzaba los dedos bajo el mentón, intentando recomponer su enfoque habitual. cerró los ojos un momento, buscando la fuente de aquella perturbación inesperada.
la imagen del detective inspector volvía a surgir en su mente, algo insólito para alguien como él, que rara vez permitía que otra persona ocupara espacio en sus pensamientos. comenzó a analizarlo de la forma más racional posible: el gesto calculado con el que le estrechaba la mano, la cadencia de su voz al hablar, e incluso el aroma leve de su colonia. detalles pequeños, casi imperceptibles, que normalmente descartaría sin más, ahora se volvían evidentes ante su escrutinio. “¿qué es esto?”, murmuró para sí mismo con una mezcla de irritación y desconcierto, casi como si deseara desterrar la idea de inmediato.
su asistente, siempre atenta a los cambios más sutiles en su comportamiento, no tardó en notar la inusual distracción de su jefe. conocía demasiado bien sus expresiones para ignorar aquel leve indicio de inquietud y, con una sonrisa traviesa, comenzó a hacer bromas al respecto, insinuando que mycroft podría estar sintiendo algo tan mundano como atracción hacia el inspector. la reacción de mycroft fue inmediata: un gesto desdeñoso con la mano, tratando de disipar lo que consideraba una teoría ridícula e irracional. “sentimientos”, pensó con cierto desprecio, una distracción innecesaria que solo complicaba su habitual cadena de razonamientos lógicos.
— la lluvia y el clima frío no son una buena combinación para alguien que está fuera sin nada con qué cubrirse — dijo mycroft con el tono frío y distante que siempre utilizaba, un tono calculador, lógico, que no dejaba entrever ni la más mínima emoción. en su mente, ya había elaborado una excusa razonable para su presencia, pero al ver la sorpresa en el rostro del inspector, se sintió obligado a dar una respuesta rápida. — estaba buscando a mi hermano, sherlock — respondió sin titubear, manteniendo su calma, buscando evitar que surgieran más preguntas innecesarias.
se acercó con la sombrilla y, al verla claramente insuficiente para cubrir a ambos, sin pensarlo, ofreció — podría llevarlo a casa si gusta — las palabras salieron de su boca sin previo aviso, sin una planificación consciente. el gesto fue impulsivo, algo que no solía hacer. mycroft se sorprendió a sí mismo al pensar que había ofrecido ser “amable”, lo cual no se alineaba con la forma en que todos lo percibían: un hombre calculador, petulante y distante. y sin embargo, ahí estaba, ofreciéndole un favor a un hombre que, hasta hacía poco, no había sido más que un simple objeto de su interés analítico.
así fue, durante todo el día, mycroft siguió al detective inspector, su trabajo era sencillo de rastrear, pues el auto que le asignaban a lestrade durante su jornada laboral era fácilmente reconocible, lo complicado, como siempre, era mantenerse discreto, pero logró mantener la distancia sin llamar la atención. observó pacientemente hasta que el manto de la noche cubrió la ciudad y las nubes, cargadas de agua, se posaron sobre londres, listas para desatar una lluvia constante.
observó las gotas deslizándose por la ventana del auto mientras la lluvia lo rodeaba, amaba la lluvia, el aroma, la forma en que las gotas parecían desintegrarse en la superficie del cristal, era un entretenimiento sencillo, pero efectivo, hasta que vio a cierto detective inspector salir del scotland yard. evidentemente, lestrade no podía llevarse el auto del trabajo, y al no llevar sombrilla, se vio cubriéndose patéticamente con un periódico. “no usa su cerebro”, pensó mycroft, observando cómo el papel se mojaba y se pegaba a las manos de greg.
sin pensarlo demasiado, y reconociendo que la acción era completamente irracional, mycroft bajó del auto con su sombrilla perfecta, lo suficientemente grande como para cubrir a ambos. se acercó, pero en medio del camino dudó, la lógica indicaba que debía quedarse donde estaba, pero algo en su mente lo impulsó a avanzar, finalmente, se acercó, sabiendo que este comportamiento no encajaba con su usual control. no lo comprendía, pero lo hacía.
estaba a punto de levantarse cuando escuchó la puerta de la cafetería abrirse. una cabellera familiar se asomó, y mycroft se maldijo en varios idiomas, reconociendo a su secretaria, o mejor dicho, a su amiga, que al parecer lo había encontrado siguiendo al inspector, el mismo al que decía no interesarle —cállate o te despido— murmuró con voz baja y controlada cuando la mujer se acercó con una sonrisa burlona, claramente disfrutando del momento y sabiendo que tenía un chiste preparado para ridiculizar su interés por el detective inspector.
después de eso, pagó la cuenta sin perder la compostura y salió al frío clima de londres, el cielo gris le resultaba reconfortante, algo que verdaderamente apreciaba en su vida. “el clima es una de las pocas cosas que valen la pena aquí”, pensó mientras ajustaba su abrigo. — dirígete a la oficina y cancela todos mis pendientes, estaré ocupado el día de hoy — le dijo a su asistente, quien ya comprendía perfectamente qué debía hacer, a pesar de que no le dirigió la mirada, sabía que ella cumpliría con la tarea sin cuestionarlo, mientras él se subía a su auto con chofer, dejando que ella tomara el otro vehículo que había llegado en paralelo.
aquel día, estaba decidido a seguir al detective inspector que parecía más un zombie que un hombre vivo. ¿por qué lo haría? la razón no era relevante. simplemente lo haría. dio instrucciones al chofer, quien, como siempre, sabía que no debía hacer preguntas “cláusula cinco, párrafo seis”, pensó mycroft, sabiendo que el chofer no podía cuestionar sus órdenes, el asunto era claro para él, su día estaba completamente definido.
,, JAJAJAJAJ no se como iniciar, dame idea y yo inicio
,, mi mycroft: o sea, si me interesó, si quiero saber que hace, si quiero verlo, pero no me gusta (siento que mycroft tendría más prejuicio con que le guste alguien, a que le digan gay)
,, ME DESAPARECÍ, Pero hay explicación, tuve que ir a recoger la camioneta, ya me la prestan más, soy feliz, solo falta que digan que es mía de nuevo (lo dudo) tuve que ir por mi abue y luego por sharon (las dos se quedan hablando mucho y nada más no dicen adiós)