¡preciosa mel! igual amo los gatos, y me encanta contar la historia de los míos pues verás, soy la única en mi lugar que adoptó un chiquito naranja y, un día cuando dormiamos siesta con mi pequeño enojón, una vecina llamó a la puerta y le entregó a mi madre un gatito chiquito naranja diciendo que se nos había escapado. ella en ese momento pensó que era mí bebé, y pues se lo quedaron y se encariñaron hasta que nos despertamos con mi michi, y al ver a otro igualito en la casa nos quedamos con el signo de pregunta en nuestra cara... a mi hijito no le gustó para nada, pero terminamos por adoptarlo y ahora tengo dos chiquillos naranjas que destrozan mi casa y ocupan mi cama.