—Me importas —repito, más bajo—, lo último que quieres ahora es que me vaya, porque me amas...
«No me amas, almenos no lo suficiente como para no cambiarme por unas bolsitas de polvos blancos, porque ese es el verdadero valor que me pones, ¿No?»
Tragó saliva cuando me viene ese recuerdo a la mente. Y él sabe en lo que estoy pensando ahora mismo, por eso endurece su mirada.
—Que curioso que digas que te amo, pero que pienses algo totalmente diferente, Genevieve.
Mi nombre nombrado por él...
—Si yo estoy a tu lado, no vas a hacerlo —murmuro suavemente.
Aprieta los labios, observándome.
—Porque te importo, tal y como tú me importas a mí...
Niega con la cabeza, evitando mi mirada.
—No me mires así —me dice en voz baja, a regañadientes.
Ladeo la cabeza y arqueo ligeramente las cejas, admirando sus facciones.
Suspiro y llevo mis manos a sus mejillas, haciendo que me mire mientras acaricio sus mejillas, melancólica.
—Piwkenyeyu —susurro, adorandolo con la mirada.
"Te llevo en el corazón".
—Szviem —me responde, dejándose acariciar mientras mira fijamente mis labios.
"Eres mi corazón".
Mis ojos se llenan de lágrimas. Me relamo los labios y sorbo la nariz.