i. A͟q͟u͟ɑ͟ɾ͟i͟u͟m͟ disfruta de hornear. Es un pasatiempo que aprendió a amar desde pequeño, especialmente cuando se trata de postres o cosas dulces. Encuentra en ello una calma sencilla, casi terapéutica, como si cada receta fuera una forma de ordenar el mundo a su manera.
ii. C͟i͟l͟e͟n͟e͟, por su parte, tiene una curiosa afición por ver a las personas entrenar. No hay una razón concreta: simplemente le gusta observar los movimientos, la energía, y más aún si puede acompañar ese momento con una charla ligera y agradable.
iii. A͟q͟u͟ɑ͟ɾ͟i͟u͟m͟, en cambio, es —según él mismo dice con humor— un auténtico lobo solitario. Valora su espacio y su silencio, y suele buscar lugares donde haya agua para poder sumergirse y desconectarse del resto. Por eso su ropa casi siempre está húmeda; es su modo natural de estar en paz. Aun así, no le incomoda la compañía, siempre que no sea intrusiva.
i. A veces, C͟i͟l͟e͟n͟e͟ lo acompaña en esos ratos de quietud. Se sienta cerca y toca su lira mientras él se deja llevar por el sonido del agua.
ii. A͟q͟u͟ɑ͟ɾ͟i͟u͟m͟ suele gastar pequeñas bromas: una ola repentina o una marea algo más alta de lo habitual.
iii. C͟i͟l͟e͟n͟e͟ lleva algunos piercings —en el labio o en la oreja—.
i. A͟q͟u͟ɑ͟ɾ͟i͟u͟m͟ teme de los insectos.
ii. C͟i͟l͟e͟n͟e͟ &, A͟q͟u͟ɑ͟ɾ͟i͟u͟m͟ son malos aceptando halagos; sonrojo fácil. A ambos no les agrada la mención de sus padres.