Acabo de leer una historia corta que me ha dejado, cuanto menos, ojiplática.
Una historia sobre correspondencia privada (y aparentemente de índole amorosa) entre José Antonio Primo de Rivera (creador del grupo de corte fascista italiano, Falange) y Federico García Lorca, uno de nuestros mayores exponentes poéticos, afín a la República y fusilado por los miembros del alzamiento militar. Como comprenderéis, me ha hervido la sangre. No es que sea simplemente ficción, es que creo (y lo digo desde el conocimiento pues soy la primera que me encuentro escribiendo sobre personajes históricos) que es una completa falta de respeto hacia alguien tan grande como Federico. Y también hablo desde la ideología. ¿Qué pensaríamos de una novela sobre una historia romántica entre Hitler y Anna Frank? Repugnancia, asco, rechazo. Porque una cosa es escribir sobre ficción, y otra muy distinta utilizar nombres y rostros de personas que han vivido y sufrido, como a nosotros nos apetezca. No me enrollo más, sólo quería quejarme de tal desfachatez. Y nunca mejor dicho.